Ayudando a pasar el duelo a la pobre viuda sesentona

Después del triste fallecimiento de su viejo marido, la vieja tiene que encargarse de toda la ceremonía del funeral. A pesar del dolor debe hacer frente e ir a la funeraria a tratar estos temas. El viejo que la atiende tiene el culo pelado en consolar a mujeres en su situación y sabe como levantales el ánimo. La abuela hacía tiempo que no la trataban con tanto cariño y comprensión y se dejó llevar por el experimentado comercial. El viejo solo tenía en mente meter mano a sus enormes ubres y ella cuando se quiso dar cuenta tenía su gorda polla metida en la boca.