Invité a mi vecina a una copa para comerme sus enormes tetas

Cada vez que coincidía con mi vecina en el ascensor no podía apartar la vista de sus enormes tetas, y eso me ponía tan cachondo que tenía que hacerme una paja nada más entrar en casa. Aunque era una mujer casada un día me atreví a invitarla a una copa, y cuando noté que ella también se sentía atraída la cogí por detrás para empotrarla con fuerza contra la pared.