Madura ama de casa amateur y el hijo del portero

Ya no quedan casi edificios donde trabaja y vive el portero, aquella figura que era un vecino más y se encargaba del mantenimiento del edificio. En definitiva era un hombre multiusos al cuál los vecinos acudían para resolver cualquier problema. Pues bien, en esta vivienda del Eixample de Barcelona todavía había un portero trabajando y cuando se jubiló dejó el trabajo a su hijo. Este siguió los consejos del padre para aprender el oficio pero le añadió algo para motivarse y hacerlo más agradable. Las viejas y maduras señoras vecinas estaban encantadas con el chico y no dudaban en tirarle la caña para ver si podían pasar un buen rato. Y el caso es que el chaval estaba muy salido y no le importaba la edad de la mujer con tal de mojar el churro.