Una buena reprimenda para el pajillero hijo de su nueva pareja

Sábado por la mañana toca zafarrancho en muchas casas y la rubia madura se pone los guantes de goma para limpiar a fondo los armarios de la cocina. El pajillero del hijastro sin hacer ruido aparece en la cocina y la ve con sus piernas largas y vestido corto subida a una escalera. Se queda embobado viendo sus nalgas en movimiento con cada pasada con fuerza que da con sus manos. Pero no se da cuenta que ella ya ha terminado y se acaba de dar la vuelta. Los cachetes rojos de vergüenza del chico lo deltan y la madura mamá se enfada al ver al pervertido voyeur la estaba espiando.